Cada año, cuando se acerca el Día de la Madre, vuelvo a una pregunta que me acompaña desde que soy mamá: ¿qué es realmente un buen regalo para una madre?
La tradición nos ha enseñado a buscar detalles que caben en una caja o que embellecen el hogar. Y sí, recibir una flor, una carta, una comida especial… es hermoso. Pero hay algo más profundo que podemos regalar. Algo que no se marchita, no se desgasta y no se guarda en un cajón: la posibilidad de crecer.
Hoy en Colombia, la tasa de participación laboral de las mujeres alcanza apenas el 51,7 %, frente al 76,4 % de los hombres, una brecha de 24,3 puntos porcentuales que limita sueños y proyectos. Al mismo tiempo, casi uno de cada cuatro adultos inicia un negocio, y las mujeres lo hacen con más frecuencia que los hombres, con cinco mujeres emprendedoras por cada cuatro hombres. Estas cifras nos invitan a pensar en regalos que no solo reconozcan el esfuerzo de las madres, sino que les den herramientas para transformar su realidad.
Pienso en tantas mujeres que saben hacer magia con sus manos, que crean, que imaginan, pero que no han tenido las herramientas para convertir eso en un proyecto propio. Pienso en esas madres que dejaron sus estudios por cuidar, que postergaron sus planes por acompañar. Y pienso en lo transformador que sería para ellas recibir una beca, una formación, una asesoría, un pequeño capital que les permita emprender.
Aquí es donde necesitamos que el compromiso sea colectivo. Que el sector público, el sector privado y la sociedad civil se unan para facilitar el acceso al conocimiento, para apoyar el emprendimiento femenino, para tejer redes de apoyo. Porque cuando una madre crece, crece su familia. Y cuando una familia se fortalece, también lo hace la comunidad.
Invertir en las mujeres es sembrar futuro. No se trata solo de equidad, se trata de reconocer el poder que tienen las madres para transformar su entorno cuando cuentan con las herramientas adecuadas.
Así que, en este Día de la Madre, mi invitación es a romper el molde del regalo material. Regalemos alas. Regalemos oportunidades. Regalemos tiempo para estudiar, libertad para crear y espacios donde puedan ser ellas mismas sin renunciar a su esencia.
Porque las manos que nos han sostenido merecen más que un aplauso en su día. Merecen todo nuestro respaldo para volar tan alto como sueñen.
“ Invertir en las mujeres es sembrar futuro.”
María Irma
Regalémosle alas, no solo flores

